Convencidos de la necesidad de profundizar el proceso de crecimiento del cine argentino, un grupo de realizadores independiente nos juntamos a discutir los problemas que enfrentamos a diario. A partir de nuestras experiencias concretas, proponemos mejoras en el modelo actual de fomento, distribución, exhibición y conservación, que a nuestro criterio podrían potenciar el trabajo de todos los que contribuimos al notable desarrollo que ha experimentado nuestro cine en las últimas décadas. Las siguientes propuestas son por tanto extensivas a los diversos actores del sector audiovisual, para su análisis y consideración:
PARA FORTALECER EL CINE ARGENTINO
Creemos que el cine es un hecho cultural y social que para poder expresarse con libertad y mantener su independencia del mercado necesita el apoyo del Estado y, para garantizar su independencia del mismo, que esos fondos se otorguen de manera transparente, democrática y federal.
Saludamos el crecimiento en la producción vivido en los últimos años y la incorporación de una nueva camada de realizadores de la cual nos sentimos parte. El avance de la tecnología y la multiplicación de escuelas, universidades y estudiantes de cine en todo el país son un factor alentador para sostener una política audiovisual activa.
El crecimiento en la producción de cine viene consolidando a todo un sector de realizadores que producen sus propias películas. Parte importante del prestigio cosechado por el cine argentino en los festivales del mundo proviene de este modo de producción. El sistema de créditos y subsidios y los antecedentes requeridos para acceder al fomento dificultan producir las películas sin la capacidad financiera que sólo tienen las medianas y grandes productoras que se sostienen realizando varias películas al mismo tiempo. Este sistema somete a los realizadores a negociaciones donde terminan resignando grandes porcentajes de la propiedad de la obra o a encarar (si tiene los antecedentes para hacerlo) su propia producción con muchas dificultades y trabas presupuestarias que tienen sus consecuencias en la película. Por eso consideramos necesario crear una línea de fomento con mínimos antecedentes requeridos al director/productor y con un subsidio que se cobre por etapas de producción, eliminando la necesidad del crédito, como ya ocurre en la vía digital documental donde la heterogeneidad de miradas repercutió en el reconocimiento nacional e internacional de varios de estos films.
Por otra parte, el avance de la tecnología y del lenguaje cinematográfico posibilitaron la emergencia de nuevas formas en los diseños de producción. Muchas películas hoy se realizan con equipos reducidos, guiones tentativos, jugando con las fronteras entre el documental y la ficción. Una gran parte de estas realizaciones quedan totalmente afuera del sistema de subsidios del INCAA y deben financiarse con un esfuerzo enorme de los equipos de realización o con fondos de fomento del exterior. Creemos que esta nueva línea de fomento que estamos planteando debería también contemplar estas formas de producción en las pautas de presentación de los proyectos y en la política de evaluación para dar lugar a este tipo de propuestas, que vienen cosechando importantes premios en festivales y son un gran aporte a nuestro cine.
Proponemos:
1. Que se modifique la línea de fomento de Audiencia media en los siguientes puntos:
Democratizar el acceso al subsidio estableciendo la posibilidad de presentación de óperas primas tanto para el director como para el productor.
Establecer un sistema de cobro del subsidio según etapas de rodaje (20% para la pre, 30% inicio de rodaje, 30% Fin de rodaje, 20% Copia A)
Conformar jurados con representantes de las asociaciones de directores, técnicos y actores y que fije pautas transparentes y democráticas de evaluación.
2. La creación de una línea de fomento para películas con formas alternativas de producción. Proponemos que esta línea permita:
Pautas de presentación de los proyectos abiertas a nuevas formas de producción. Que contemplen otros formatos de guión, propuestas estéticas alternativas y equipos de trabajo no convencionales. Las mismas tendrán un seguimiento ad hoc por parte de los comités.
3. Incorporar la actual vía digital documental al plan de fomento manteniendo el funcionamiento de los comités de evaluación con representantes propuestos por las asociaciones de documentalistas; establecer el monto de los subsidios de esta vía en el 10% del costo medio de película nacional.
4. La centralización de los trámites en las oficinas del INCAA en CABA son un obstáculo para la anhelada federalización. Consideramos necesario la apertura de oficinas físicas del INCAA en las distintas provincias para trámites directos de los realizadores de todo el país, digitalización de la mesa de entradas y del sistema de expedientes.
5. Extensión del Régimen de Promoción cultural – Programa Mecenazgo de la Ciudad de Buenos Aires al ámbito nacional.
UNA POLÍTICA DE EXHIBICIÓN QUE IMPULSE DEFINITIVAMENTE AL CINE ARGENTINO
Hay un acuerdo unánime de que en la Argentina hay un problema con la exhibición. Este diagnóstico se sostiene en las cifras que, si bien dan cuenta de un nivel de producción aceptable, muestran un déficit en cómo nuestras películas llegan al público. Mientras la cantidad de espectadores sube considerablemente, en 2015 hubo 52.192.295 espectadores marcando un nuevo récord de entradas vendidas, la concentración del mercado se acentuó notablemente. Esto es preocupante por varios motivos.
En primer lugar el cine antes de ser un mercado es un bien cultural que construye identidades, refleja nuestra realidad, afianza los vínculos de pertenencia y es parte de nuestro acervo histórico. En segundo lugar, la concentración atenta contra la pluralidad y diversidad de miradas. Pocas películas copan el mercado y desalientan formas variadas de ver el mundo. En tercer lugar, la mayoría de nuestro cine se hace con apoyo del Estado, ya que ni siquiera la llamada "industria" puede sustentarse por sí misma en las actuales condiciones de producción. Sin embargo, el Estado abandona la película cuando finaliza su producción, atentando contra el esfuerzo que él mismo realiza para sostener el cine argentino como patrimonio cultural.
El ejemplo del Espacio INCAA Gaumont demuestra que cuando el Estado se da una política activa de gestionar una sala adecuada a precios populares, el público responde masivamente. A nivel televisivo lo mismo sucede con la exitosa experiencia de INCAA TV (ahora CINE.AR), un canal de buen rating que permite a los espectadores de todo el país encontrarse con el presente y pasado del cine argentino.
En ese sentido consideramos que las políticas estatales hoy existentes son escasas. Los datos oficiales muestran una presencia, aproximada, del 15% de cine nacional en las pantallas, con el agravante de que ese porcentaje tiene, a su vez, una enorme concentración. La actual cuota de pantalla (una película nacional por semana por pantalla por zona por trimestre calendario) es insuficiente y además no es respetada.
Ninguna cinematografía nacional puede subsistir en el contexto concentrado de un mercado globalizado: presupuestos millonarios, enormes campañas de publicidad y cientos de copias con el respaldo de productoras gigantes, contra producciones locales sin un apoyo significativo al lanzamiento. Los grandes distribuidores y exhibidores, que concentran la mayor parte de la recaudación, responden a compromisos con corporaciones internacionales. Por lógica, si el Estado no interviene, tenderán a defender estos intereses por sobre las producciones nacionales (que no estén asociadas a ellos).
Es entonces que proponemos:
1. Una presencia de cine argentino en nuestras pantallas que refleje la madurez y el crecimiento del sector audiovisual argentino, que dé cuenta del esfuerzo estatal para producirlo y que esté a tono con su amplio reconocimiento internacional. Para esto solicitamos se instrumente una cuota de pantalla del 33,33%, como primera medida en torno al deseable 50%. Es decir que en el caso de las multi-salas deberán tener una cada tres dedicada al cine nacional y en el caso de los cines con una sola sala, cumplimentar los 4 meses calendario de exhibición de cine nacional.
2. Para el correcto cumplimiento de la cuota de pantalla, proponemos la conformación de un órgano de fiscalización estatal con la participación de las asociaciones de directores y cámaras de productores que tengan, además, la tarea de corroborar se cumpla la media de continuidad.
3. Para evitar la concentración del mercado y habilitar una democrática pluralidad de voces proponemos un tope de copias simultáneas con las que puede salir una película a las salas. Consideramos que una película puede, como máximo, ocupar ¼ de las pantallas ofrecidas. Al día de hoy hay 845 salas, es decir que una película podría salir en 211 pantallas simultáneamente.
4. Los espacios INCAA son una política en el sentido correcto pero necesitan de una mejor instrumentación. En ese sentido proponemos:
Apertura de nuevos Espacios INCAA con entradas populares. En la Ciudad de Buenos Aires, en los distintos barrios, pudiendo trabajar mancomunadamente con el Gobierno de la Ciudad y las asociaciones vecinales de recuperación de cines existentes. En el conurbano bonaerense en los distritos que no existiesen, teniendo en cuenta su densidad demográfica. En las dos ciudades más grandes de cada provincia y en los pueblos que las Asociaciones audiovisuales regionales y las Secretarías de Cultura consideren pertinente.
Para los productores y realizadores nos es muy difícil poder planificar las proyecciones, recibir información sobre el público y, en definitiva, entender que dinámica tiene cada Espacio INCAA. Para esto consideramos necesario que los mismos tengan una gestión estatal que coordine su programación junto a las asociaciones de directores y cámaras de productores nacionales y con la participación de las organizaciones audiovisuales provinciales. A su vez, es necesario la realización de un protocolo de estreno que permita clarificar cuáles son las condiciones para los estrenos en todo el país.
Destinar fondos para que los Espacios INCAA puedan difundir su programación.
5. El cierre de salas de cine, especialmente durante los años ’90, ha significado una gran pérdida de espacios de exhibición. Creemos que, tomando el modelo francés, debe impulsarse una normativa de “ni un cine menos”: sala que cierra solo puede reutilizarse como sala cinematográfica. Del mismo modo, debe fomentarse la apertura de nuevas salas, apoyándose en las experiencias de centros culturales y salas de teatro en todo el país.
6. En la actualidad se dan muchos casos de productores que son, a su vez, distribuidores de sus propias películas. En esos casos, la película carece del apoyo que se le da a las distribuidoras. Creemos necesario que el INCAA autorice a los productores a recibir las ayudas 1598/2012 o la Nº 981/2013.
7. El Estado, principal productor de cine del país, no dedica espacios significativos de publicidad de su propia inversión cultural. Creemos que deben cederse espacios centrales de publicidad en la red de medios públicos para promocionar los estrenos. Contemplar la producción de un programa en la televisión pública que dedique su programación a los estrenos nacionales de la semana, como a construir la memoria del cine argentino.
8. Garantizar el cumplimiento efectivo de la cuota de pantalla de cine nacional en los canales públicos y privados.
9. Años de homogeneización en las pantallas repercuten en los gustos y elecciones del publico, por eso el Estado debe fomentar la diversidad de miradas. Debe plantearse un programa decidido de formación cinematográfica en las distintas instituciones educativas de todos los niveles. Desde la inclusión del cine en las currículas secundarias y terciarias, promoviendo una lectura cosmopolita y heterogénea del mismo, hasta la organización de proyecciones de películas junto a sus realizadores.
10. Una de las grandes deudas para con la historia de nuestro cine es la creación de la Cinemateca, pedido compartido por distintas y diversas asociaciones. Creemos que esto no se puede dilatar más y el INCAA, junto al Ministerio de Cultura, debe impulsar la instrumentación de la ley de la cinemateca nacional aprobada en 2014. Proponemos que la misma tenga salas descentralizadas que tengan como función difundir nuestro patrimonio cinematográfico.